viernes, 13 de marzo de 2015

Los prerrafaelitas (XIII). Henry Holiday, o el arte de no ser el primero en nada, pero sí hacer bien de todo.

Un autor que ejerció de artesano del arte del vitral, al tiempo que pintaba, dibujaba o diseñaba cualquier cosa que le encargaran.


Henry Holiday, autor multidisciplinar.

El autor a tratar, Henry Holiday (1839-1927) fue, entre otras cosas, un pintor que se dedicó a la temática histórica, y que por sus gustos y estilo fue considerado -y lo es todavía-  como parte del movimiento prerrafaelita, si bien ya se ha visto que, para formar parte de éste, tampoco había que cumplir unas condiciones demasiado precisas o exigentes, aunque sí unas ciertas generalidades. También fue ilustrador, escultor y diseñador. En esto último, sobretodo, de vidrieras para catedrales, que probablemente sería la parte de su carrera artística por la que más merecería ser recordado -como es así, para cualquier estudioso o, cuanto menos, amante de la arquitectura en general, y de la religiosa y gótica, o neo-gótica, en particular-.
Holiday demostró interés por el arte desde muy joven, estudiando primero en la Academia de Arte de Leigh, y, en 1855, con apenas quince años, ingresar más tarde en la Royal Academy -qué sorpresa, ¿no?-. Allá conocería a Simeon Solomon y Albert Moore, con quienes siempre tendría una estrecha amistad. El primero, al tiempo, le presentaría a Dante G. Rosseti, a E. Burne-Jones, y a William Morris. En resumidas cuentas, acabaría siendo una especie de "componente de segunda hora" de la "Hermandad", y, si bien no se le acostumbre a nombrar, por no ser uno de sus fundadores, ni de los más conocidos de sus miembros, siempre estuvo cerca de ellos. Al menos, en sus tiempos jóvenes, pues, pasado el tiempo, y a medida que algunos fallecían, y otros tomaban caminos artísticos un tanto diferenciados, él decidió dedicarse también al diseño y otras ramas del arte. Edward Burne Jones, el gran retratista de un Medievo luminoso, también fue amigo y maestro suyo. Los prerrafaelitas, en general, acostumbraban a tener buenas relaciones entre ellos -al menos, por temporadas- y se enseñaban e influían unos a otros.
Holidays gustaba de viajar al norte de Inglaterra, a zonas rurales montañosas y llenas de lagos, para pintar y relajarse, si bien él, como cualquier prerrafelita que se precie, optaba más por darle una importancia relevante a la figura humana, tanto masculina como femenina -en su caso, vestida; esto no es un detalle de poco peso, hablando de quienes hablamos-. No fueron muchos, los cuadros que le hicieron realmente famosos, pero, al menos, habría que nombrar tres o cuatro. Y estos son:


"Dante y Beatrice" (1883). El cuadro está basado en una obra autobiográfica del mismo Dante en que habla del amor que siente por una tal Beatrice Portinari, de la cual apenas se sabe nada. Por saberse, ni tan siquiera si tenía amistad, o incluso si en algún momento de su vida llegó a hablar con Dante. Así pues, quizá sólo fue un amor platónico, y eso es lo que se ve en el cuadro. El célebre poeta "se deja ver" por su amada, que tal vez ni sabe que existe -era durante la juventud de Dante, cuando este, quizá, no era especialmente famoso, todo es un misterio, una suposición-, entre el Puente Vecchio (el que se ve al fondo), y el de la Santa Trinitá (donde él se encuentra). Aunque todo sea no más que una pequeña leyenda literaria, el cuadro de Holidays, de alguna forma, le da vida y la hace verdadera. Y se no lo fue, ¿importa tanto, acaso?

"Los burgueses de Calais" (1859). Un matrimonio francés medieval, en la intimidad de su hogar.


"Aspasia", un retrato de la cortesana -hetaira- ateniense, amantes y consejera del gran Pericles.

Sin embargo, más que en la pintura, fue en otras artes en las que Holiday destacó. O más bien, en una en particular: el diseño de vidrieras para templos religiosos, y con ellas, también mosaicos y pinturas murales. Aunque practicó también la escultura -poco-, y el dibujo -o más bien, la ilustración, para portadas e imágenes interiores de libros, por ejemplo-, fue el aceptar trabajar como diseñador de vidrieras en la empresa Glass Works, lo que le dio tanta fama como trabajo abundante y dinero. Porque, por muy artista que fuera, de algo tenía también que vivir.
Realizó aquí más de trescientos trabajos -algunos pequeños, pero otros realmente importantes-, hasta que, en 1891, decidió independizarse, y crear su propio taller en Hampstead, creando tanto vitrales, como mosaicos, esmaltes y objetos sacerdotales. Su producción fue enorme, y se puede encontrar por toda Gran Bretaña, así como en Estados Unidos y Canadá. Quizá, su trabajo en vitrales más importante sea el que realizó para la Abadía de Westminster (1868), o el de Santa María Magdalena, en Paddington (1869), pero habría mucho más donde elegir.

"Dante y Chaucer" (1879), realizada por Holiday, para la empresa Powell e hijos, ahora en una de las salas de arte de la Universidad de Harvard.

              
Modelos dibujados por Holiday, para ser posteriormente fabricados con vidrios de distintos colores, para el Museo Real de Ontario, en Canadá, dedicados al Egipto faraónico.

Como antes se ha comentado, también trabajó como ilustrador, para una historia de Lewis Carroll, el creador de "Alicia en el país de las maravillas": "La caza del Snark", lo que además hizo que ambos hombres se hicieran amigos para toda la vida.
Además, diseñó muebles, y realizó pinturas de paredes y techos por encargo del arquitecto William Burgues (parte de su trabajo se puede ver hoy en día en la Universidad de Woscester, Oxford, que realizó entre 1863-4), e, incluso, tuvo tiempo para viajar a la isla de Sry Lanka (o Ceilán), como parte de la llamada "Expedición del eclipse", de carácter científico, y para la que realizó diversos dibujos astronómicos.
Y como parece que aún tenía tiempo para la política, se dedicó a apoyar a figuras de carácter progresista -se consideraba y manifestó siempre socialista- y feminista, o, como se le llamaba en el siglo XIX y principios del XX a dicho movimiento, sufragista, por defender, entre otras cosas, el derecho al voto para las mujeres -sufragio universal-.
En resumidas cuentas, aunque no destacó en extremo en nada, como sí lo hicieron otros muchos compañeros suyos de la Hermandad, no se puede decir que se aburriera en absoluto.


Un libro -original- de "La captura del Snark", de Lewis Carroll, para el que Holiday creó varias ilustraciones.






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