jueves, 28 de enero de 2016

Marjane Satrapi, la creadora de (la otra) Persépolis.

La autora de cómic superventas que vino de Oriente.


Autobiografia en viñetas. Una visión del Irán, y de los iraníes, en la actualidad.

Hace poco que hablé de Persépolis, la capital palaciega, y una de las capitales y ciudades principales del Imperio Persa Aqueménida, el primer gran estado persa -con permiso del Imperio Medo, si bien éste se extendió sólo por parte del actual Irán étnicamente persa, mientras que parte de su base territorial estaba en el actual Kurdistán-. Sin embargo, cuando se busca la palabra "Persépolis" en google, y en casi cualquier otro buscador -tampoco es que me haya entretenido mucho en comprobarlo, la verdad-, siempre aparecen una mayor cantidad de imágenes, no de las ruinas, o de la reconstrucción hecha por arqueólogos, historiadores o artistas, de la antigua capital persa, sino de una obra de cómic. Realizada, eso sí, por una iraní: Marjane Satrapi.

La autora, con uno de sus vicios declarados: el tabaco, y sin importarle mucho, que digamos, lo que puedan decir los "bienpensantes".

Marjane -por acortar- es considerada como parte del cómic franco-belga, pues vive en Francia, y todas sus obras han sido publicadas, en primer lugar, en lengua francesa, y para el mercado francófono, si bien sus traducciones a otros idiomas, como el inglés o el español, han tenido también un considerable éxito -en el caso de España en particular, donde desde hace muchos años se vende poco cómic, sin importar demasiado nacionalidad y temática, más allá de algunos personajes, ha llegado a ser superventas, por la doble razón de que, realmente, tanto en castellano como en catalán, ha vendido mucho, pero también, porque otro tipo de publicaciones, aquí, han tenido menos ventas que en gran parte del mundo; otro caso de curioso superventas "español" ha sido el "Odio" integral de Bagge, en proporción, más que en su país de origen-.





Dos imágenes, del cómic -arriba- y la película -abajo- de "Persépolis".

Bien, sin más preámbulos, se podría decir que Satrapi es la autora -dibujante y guionista- más importante que ha dado Irán, aunque no la única. De eso, ya se hablará más adelante. Su obra principal, "Persépolis", no deja de ser, básicamente, una autobiografía contada no por medio de una novela, o una serie de ellas -a lo Amélie Nothomb- , o una película, sino del cómic -algo más habitual en Japón-. Y su vida, lo que fue sucediendo tanto a ella como a su familia, y en sentido amplio, a su pueblo, a su país, es lo que reflejan sus viñetas. 

Satrapi hace un retrato del Teherán inmediatamente posterior a la Revolución Islámica, y la expulsión del sha.

Marjane nació en 1969 en Rasht, una población del norte de Irán, en el llamado "gran Teheran", en una familia de clase media-alta, donde -cosa rara, y más en la época-, era hija única. En un país de natalidad alta -en aquellos tiempos, si era parecida a la que había poco antes de la guerra de Irán contra Irak, debió de ser de siete u ocho por mujer- el tener una sola hija podía ser un tanto extraño, visto con curiosidad -o incluso mal visto- por la sociedad, pero en la familia Satrapi, significó que sus padres, tíos y primos -y más todavía, la parte femenina, las tías, primas y abuelas- estuvieran muy centrados en la niña, que creció, más que mimada, tratada como si fuera mayor de lo que realmente era. Se trataba de una familia laica, de ideas democráticas, donde la cultura occidental era bien recibida, pero sin renegar de la propia. Todo eso hizo que creciera sin sufrir el machismo y la obsesión por la religión que tuvieron que soportar tantas mujeres -y hombres, aunque de distinta forma- en tantas familias de su país. Aún así, esa clase media de mente abierta, en los años setenta, era bastante abundante en las ciudades iraníes, y fueron una de las bases de la resistencia a la tiranía del sha Rheza Pahlevi. 




El trailer de "Persépolis", en español.


Marjane estudió en el Liceo Francés -donde aprendió dicha lengua, que luego tanto le serviría en el exilio-, hasta que los islamistas prohibieron los colegios bilingües -en principio, la única lengua extranjera que podía, y hasta debía aprenderse, era el árabe, mientras que las occidentales, sobretodo el inglés, pero también el francés, se hacían cada vez más difícil de aprender-. Aquello fue sólo el principio de lo que llegó después: tras el primer gobierno revolucionario, donde comunistas y liberales intentaron gobernar junto a los islamistas, vino una república teocrática, aislacionista -y aislada, aunque la toma de rehenes en la embajada norteamericana no ayudó mucho-, xenófoba, y donde el velo negro se hizo omnipresente entre la población femenina, niñas incluidas. Toda aquella generación de jóvenes de entre veintipocos y poco más de cuarenta años, que soñaba con un Irán democrático, moderno y abierto al mundo -generación en la que estaba incluida la familia Satrapi- debieron comprobar, desilusionados, como se pasaba de una autocracia monárquica, a un régimen teocrático intolerante y opresivo. Y después, de todo aquello, lo peor: los ocho años (1980-1988) de guerra contra Irak, con cientos de miles de muertos, que algunos creen que llegaron casi al millón, aparte de los iraquíes, que también fueron muchísimos. La guerra podría haber hundido al régimen -de haberla perdido-, pero al quedar en tablas, más bien se vio como una victoria contra el exterior, teniendo en cuenta el apoyo, nada oculto, de Occidente al dictador Sadam Hussein -que luego, ya se arrepentirían, ya-.
Así pues, su familia la envió a estudiar a Austria, al liceo francés de Viena (1984), para que pudiera seguir practicando la lengua francesa, y completar sus estudios en un país democrático y laico. Allá, se encontró, con apenas catorce años, casi sola, y reconoce, en su propia obra, que lo pasó bastante mal, y que acabó probando con las drogas blandas, aunque enseguida se olvidó de ellas. Sufrió una mezcla de sentimiento de libertad, que no tenía nada que ver con la tiranía islamista, y de sentirse extraña en un país poco acostumbrado a recibir inmigración, a no ser como mano de obra temporal, y que no iba allá a estudiar, precisamente. Tras retornar a Irán para estudiar bellas artes, finalmente pudo marchar a Francia, donde acabó por asentarse. Y, tras estudiar artes decorativas en Estrasburgo, es en París donde vive desde ese momento.
En París conocería al dibujante y guionista David B. -Christopher Blain-, que se especializó en cómic autobiográfico -una de sus obras más conocidas sería "Epiléptico", donde habla de dicho mal que afectaba a su hermano-, que le aconsejó que contara su vida mediante el cómic. Marjane no era, o es, lo que se dice una virtuosa del dibujo, pero sabía explicar su historia, y cualquier historia, con una facilidad tremenda, y conseguía atrapar, con su sencillez, al lector que decide conocerla a ella, a su familia, su pueblo, y a cualquier otro personaje, masculino o femenino, a quién decide dar voz. Porque, aún tratándose a veces de personajes imaginarios, nos da la impresión de que no es así, de que se trata de seres anónimos que, por fin, tienen la posibilidad de contar su vida, y hasta su muerte, a todo el que quiera escuchar.


"Pollo con ciruelas", que luego pasaría al cine, y con un músico que ha perdido las ganas de vivir como protagonista.



El cartel de la película, y una imagen de esta, donde Marjane Satrapi sería co-directora, junto a Vincent Paronnaud.

La obra resultante, "Persépolis", salió al mercado, en principio, en cuatro volúmenes, pero al poco de salir el cuarto, se fue vendiendo en un sólo tomo autoconclusivo, que ha tenido numerosas ediciones con el paso de los años, y que fue traducido a varios idiomas. Logró gran éxito de crítica, y también de público -probablemente, más de lo que Marjane nunca pudo imaginar-, y sirvió para conocer los entresijos, más que del régimen islamista iraní en sí mismo, de la sociedad, y de los distintos personajes que la forman.
En 2007, Vincent Paronnaud, y ella misma, realizaron un largometraje del mismo título y que, básicamente, se nos cuenta la historia de forma más resumida, y que conseguiría el Premio de la Crítica de Cannes en 2007. Es una producción en blanco y negro -como el cómic original-, aparentemente, también, con una animación muy sencilla, pero desde el primer momento, al estar contada en primera persona, parece que estamos viendo la vida de la protagonista transcurrir, de forma intensa, realista y mágica, hasta que, sin darnos cuenta, acaba, dejando con ganas al espectador de saber más. ¿Qué es, actualmente, de la protagonista, que sabemos que es una persona real? ¿Y de su familia? ¿Y del Irán de los ayatolás? En los últimos tiempos, el país ha sufrido las sanciones internacionales, por su programa nuclear, aparentemente pacífico, pero que resultaba difícil no creer que no persiguiera el conseguir una bomba atómica. Pero el cambio político en la dirección del país, aparentemente, podría hacer que todo cambiara de forma radical. Tal vez habrá que esperar años, pero es posible que Irán pueda conseguir, con el desarrollo económico, y una mejora en las condiciones sociales de gran parte de la población, que tras ello, también venga el cambio político, aunque no sea de forma revolucionaria, sino por etapas. Según muchos jóvenes -y no tan jóvenes- del país, los cambios podrían venir, al menos en parte, por una solución biológica: los "padres de la revolución", tanto religiosos como políticos o militares, simplemente, se irán muriendo poco a poco.


"Bordados", o una historia de mujeres persas -muchas de ellas, familia de la misma autora-.

La autora ha recibido diversos premios no sólo por su obra, sino también por la defensa de la libertad, en su país y en el mundo, e incluso, tras la victoria de Ahmadineyad, que hundió a su país en el aislamiento y la paranoia, denunció el más que probable amaño electoral, que provocó protestas masivas -sobretodo de jóvenes- en las principales ciudades iraníes, sobretodo en Teherán, que fueron durísimamente reprimidas -todavía hay muertes sin resolver, y un número indeterminado de presos políticos, que fueron aumentando con el tiempo; si algunos consiguen la libertad en un futuro próximo, es algo que queda por ver-.


Tras "Persépolis", una carrera que no parece que tenga un fin próximo.

En 2003, publicó "Bordados", donde el protagonismo se lo da a las mujeres iraníes, sobretodo a las de la machacada clase media más o menos laica, liberal, con deseos de viajar, conocer y ser conocida, que ha sido tan diezmada por la guerra, la represión y, sobretodo, la emigración masiva, utilizando a parte de su familia -la parte femenina, más bien- para dar a estas mujeres no sólo voz, sino también nombre y rostro. Con él, consiguió ser nominada al mejor álbum en el Festival de Cómic de Angulema (2004).
En 2006, lo consiguió ganar, con "Pollo con ciruelas". Esta sería una historia en la que, a diferencia de las otras, tendría un protagonista masculino. Se trataría de un músico, Nasser Alí, que, tras su tar -un instrumento de cuerda iraní, parecido a un laúd-, y no conseguir otro que lo sustituya a su gusto, acaba por dejarse morir. Según cuenta la autora -aunque esto no está demasiado claro si es cierto o no-, el músico era pariente suyo.
"El suspiro", que más bien sería una especie de cuento oriental, sobre un padre comerciante que intenta dar a sus hijas todo lo que ellas le pidan, sería su última obra plenamente adulta, también ha ilustrado cuentos infantiles, como "Adjar", y sobretodo, "Los monstruos tienen miedo de la luna", un relato fantástico que está por encima de diferencias culturales, pues podría agradar a cualquier niño.


Una ilustración de "Los monstruos tienen miedo de la Luna", y el por qué de su tamaño.

Por último, "Pollo con ciruelas" también sería adaptada al cine, pero no en forma de film de animación, sino con actores reales. No tuvo tanto éxito, de público y crítica, pero también tiene su encanto, entre onírico y oriental. Realismo mágico en el Irán que, en ocasiones, recuerda la antigua Persia, y en otras que, al fin y al cabo, las gentes de Oriente y Occidente, no somos tan diferentes como podría pensarse. O como nos obligan -y les obligan- a pensar.




El trailer de "Pollo con ciruelas".

Ejemplo de independencia, de defensa de la libertad, es curioso que una de las mujeres más famosas del cómic -no sólo en Francia, sino a nivel mundial- sea, precisamente, una iraní, alguien originario de un país tan misógino y machista como Irán. El cómo será este país en un futuro, no se sabe, pero sin duda, en un futuro, Marjane dejará de ser considerada poco menos que una traidora a la patria, y podrá volver a su tierra, donde resulta tan difícil de poder disfrutar de su obra. En ese futuro, sus seguidores, entre sus compatriotas, tal vez sean mucho más numerosos -y numerosas- de lo que ella podría imaginar nunca.

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