viernes, 15 de enero de 2016

Trentham Estate, y sus estatuas de seres fantásticos.

Hadas de metal en un jardín italiano de Inglaterra, apenas visitado por turistas extranjeros.


Entrar en un parque, haciéndose a la idea de estar en otro mundo.

Trentham Estate es, más que unos jardines públicos, un gran parque, que se encuentra cerca de la población del mismo nombre, Trentham, pero formando parte del núcleo urbano de Stoke-on-Trent, en el condado de Staffordshire -muchos de los condados ingleses, que serían el equivalente a provincias, porque lógicamente ya no los gobierna un conde, acaban en -shire-. En principio, no debería ser algo especial, pues en Gran Bretaña, prácticamente toda población de mínima importancia tiene su parque o jardín público, o privado pero abierto al público -aunque sea previo pago-, así que Stoke-on-Trent, que a pesar de formar parte de un municipio mayor que no lleva su nombre, Stafford, tampoco es, precisamente, un pueblecito.
Lo que lo hace diferente es que el parque, Trentham Estate, o TE, para abreviar, no consiste solamente en un espacio ajardinado, con edificios antiguos bien conservados -o renovados-, y con gran variedad de árboles, flores y plantas menores -no pocos de esos parques, en su momento, fueron, y siguen siendo, jardines botánicos, donde el aspecto lúdico se entremezcla con el educativo-, sino porque está adornado con gran número de estatuas, casi siempre de hadas, o de algún tipo de seres fantásticos cuya naturaleza o aspecto externo  cada uno es libre de imaginar como quiera.
La finca pasó de ser, primero, un señorío real -finales del siglo XI- a un priorato, con su correspondiente convento, hasta que la reforma anglicana -aunque, más que reforma en sí misma, fue un cambio de iglesia oficial por parte de los monarcas ingleses- acabó con el poder de los monasterios.
En el siglo XVI la adquirió James Levenson, un comerciante de lana, y su familia la ocupó durante siglos, donde construyeron, primero, una casa de estilo isabelino, y más tarde, otra de estilo georgiano, ya a finales del siglo XVII. Una vez que los Levenson consiguieron ennoblecerse -fueron duques- la casa fue creciendo, hasta transformarse en una mansión, ya entrado el siglo XIX.

Trentham Hall -ya se llamaba así la finca- en la década de 1820. Durante ese siglo, todavía habría de ampliar más su tamaño.

La vivienda en la década de 1880, ya ampliada, con tres pisos y campanario propio.

El desvío del río Trent,, que significó la demolición de la sala y parte del edificio hizo que se hiciera cada vez menos habitable. Se ofreció de forma gratuita al ayuntamiento en 1905, y la familia, ya conocida como duques de Sutherland, la abandonó dos años después. Como el pueblo no quería hacerse cargo de una edificación todavía grande, pero difícil de aprovechar -a pesar de que gran parte de ella todavía seguía en pie-, el duque decidió tirar abajo la antigua vivienda familiar, si bien los jardines, con sus bosques y su lago, sí fueron primero aceptados por el pueblo Stoke-on-Trent, sino que, pasado el tiempo, se transformaron en un parque público.
Pero no todo acabó demolido. Las esculturas, la iglesia parroquial -en realidad, de la familia, el servicio y los visitantes-, y la torre del reloj fueron conservadas, y hoy en día, siguen formando parte del parque de Trentham Estate.
Aún así, los sucesivos ayuntamientos hicieron poco por aprovechar el legado de los Shuterland, y todo se encontraba abandonado, y en estado calamitoso, hasta que una empresa privada lo compró en 1996, restauraron los edificios y recuperaron los jardines, y se empezó reconstruir parte del antiguo edificio, principalmente, la gran entrada y el llamado Naranjal. La torre del reloj se mantiene, de nuevo, en perfecto estado, y las esculturas fueron revisadas, restauradas y protegidas, y finalmente, se abrió al público pagando entrada -aunque sólo fuera por el fuerte gasto que significa el conservar la finca y todo lo que contiene, aparte, claro está, de sacar algún beneficio económico-, a lo que siguieron las nuevas estatuas, realizadas en metal. Pero no son estatuas de bronce o hierro fundido. Se trata de estatuas de estilo más moderno, alternativo, y son multitud de piezas o finos alambres que, dando vueltas y vueltas, van tomando forma, hasta crear seres en que metal y aire se entremezclan, como si fueran apariciones en medio del bosque. Tratándose de uno antiguo parque italiano -todavía, en el siglo XVI, no existían lo que luego se llamarían jardines franceses o británicos-, los propietarios decidieron que no se transforma en un parque temático o de atracciones con mucho movimiento, pero también ruidoso, sino un lugar más tranquilo, donde se pudiera pasear de forma sosegada y silenciosa, aparte de comer o descansar. En un futuro, para aumentar el espacio forestal, se plantarán miles de robles nativos.

Trentham Hall remains
La torre del reloj, vista desde lejos, entre flores y árboles que parecen querer engullirla. O protegerla.

A fnales de 2008, se instaló una noria transportable, para que los turistas pudieran tener, subidos a ella, una visión aérea de los jardines, la finca, y las afueras de la ciudad vecina, pero fue retirada al año siguiente. Quizá, demasiado moderno, o ruidoso, para el tipo de instalaciones que formaba el parque, o demasiado cercano a lo que sería una feria de atracciones.
Aún así, respecto al Hall -la gran entrada- y el Naranjal, resultaba tan caro el reconstruirlos, para hacer con ellos un gran hotel con spa incluido, que se ha decidido, por el momento, dejarlos como estaban. O sea, en ruinas. 
No sólo el proyecto del hotel quedó en nada, ni la noria duró poco tiempo. Fue espacio para salón de baile, y para paracticar el ciclismo de montaña, pero sólo en determinados momentos de su historia. Actualmente, ni lo uno ni lo otro, pero teniendo en cuenta las posibilidades del lugar, no sería extraño que volvieran, o se propusieran otro tipo de actividades. Hoy en día, lo que sí funciona es una especie de reserva de fauna salvaje, pero no de todo tipo de animales, sino, particularmente, de simios. Algo que, por lo visto, ha tenido gran éxito, sobretodo entre los niños.




Una de las figuras más conocidas, y más espectaculares: un ser primordial, agarrado a un diente de león, que se deshace poco a poco al viento.

Otra de las "Hadas de Trentham", una de los mayores atractivos del parque.





Otras de las muchas hadas del parque.

Perseo y la medusa, estatua más antigua que las hadas, de tiempos de la familia Shuterland.

Una visión aérea, a baja distancia, de la zona central del parque, con su fuente.

Otra estatua moderna. Que cada uno le saque el significado que quiera.


Una casita en el bosque. ¿Una vivienda-agujero hobbit? La influencia de la obra de Tolkien es profunda, en la cultura popular británica.

Una visita inesperada.

La fuente, vista de cerca.


Lo que queda de la antigua mansión -la gran entrada-.

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