lunes, 18 de septiembre de 2017

Los cambios en la revista alemana "Jugend", pionera del modernismo alemán.

Durante más de cuatro décadas, fue ejemplo de la modernidad y la vanguardia alemanas, hasta que su existencia se hizo imposible con el nazismo.


En la web Messy Nessy (aquí, un enlace de la web) pude ver imágenes de una revista alemana, Jugend -"Juventud", en alemán- donde, mes a mes -pues era una publicación mensual, debido a que su texto no podía llevarse a cabo en sólo una semana-, se ofrecían ejemplos tanto literarios como de arte plástico -pintura y, sobretodo, ilustración, o sea, dibujo- de jóvenes alemanes, aunque también de otras nacionalidades, de lo más granado de la vanguardia centroeuropea.
Fundada en 1896, por Georg Hirth, y publicada siempre desde Munich, capital de Babiera, sería ejemplo de los cambios de tendencia artística en Alemania. En principio, el estilo de las ilustraciones o de la poesía eran, sobretodo, modernistas, o cercanas al modernismo, pero tras la I Guerra Mundial, época en la cual su línea editorial, por llamarla así, era más cercana al romanticismo nacionalista y al paisajismo -alemán y, en particular, bávaro- fueron teniendo espacio artistas vanguardistas cada vez más rupturistas, como el dibujante y pintor George Grosz, que denunciaba el militarismo y el autoritarismo, o textos de Kurt Tucholsky o Erich Kästner.
En la web se explica que Jugend no podría tener espacio en lo que llamaron "Nueva Alemania", la de los nazis, pues el arte que contenía, una vez casi olvidado el modernismo o Art Nouveau, conocido en Alemania también como Jugendstil -"estilo juvenil, de la juventud", por tratarse de un estilo que los jóvenes acogieron con energía, deseosos de romper con un pasado de arte academicista que les cansaba y con el que no se sentían a gusto, y para los que Jugend fue referente- era principalmente surrealista, y en general, muy vanguardista. Puro "arte degenerado", a eliminar. Y el régimen nazi sabía que no valía la fórmula de exponer ese arte supuestamente degenerado para que la gente, tras conocerlo, lo despreciara, pues ya en algún momento lo intentaron, y lejos de espantar a la población, la exposición de dichas "abominaciones" atraía más visitantes que cualquier exposición de "arte patriótico" o académico.
A partir de 1933, aceptaron propaganda nazi, y con toda seguridad, fue el mismo estado el que, al menos en parte, la mantenía con la publicidad oficial. Pero en realidad, Jugend ya estaba muerta por dentro, no podía sobrevivir al nazismo, que destruía o pudría todo lo que tocaba, y cerró definitivamente en 1940, cuando el III Reich, la nueva Alemania, estaba conquistando media Europa, sin vislumbrarse forma de venderla.
Por la razón que fuera, quizá por el hecho de que existió todavía durante varios años en que gobernara en nazismo, los alemanes enterraron en la memoria, literalmente, el recuerdo de dicha publicación, como si hubiera sido, no víctima, sino herramienta política del nazismo, aunque hoy en día, es posible descubrir sus ilustraciones, y leer sus textos -en alemán, eso sí- en la web d ela Universidad de Heilderberg, y en la Hemeroteca Municipal de Madrid, aunque en este caso, de forma incompleta.
Y a continuación, algunas de sus portadas, de distintas épocas, con el año en que salieron a la luz, excepto cuando no he podido averiguarlo:



1898, modernista, pero apostando por el desnudo femenino, poco habitual en su época.

También modernista, y con toda seguridad a finales del XIX, aunque no sé qué año en particular.

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1899, con un ejemplo de la atracción -más bien fascinación- de la cultura clásica, sobretodo griega, que sentían parte de los intelectuales y artistas alemanes.

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1900, con un dibujo modernista más moderno.

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1902, con ganas de ir un poco más allá.


1909, o la alegría de vivir de la Belle Époque, que también se hacía notar en Alemania, no sólo en Francia.

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1913, muy poco antes de la hecatombe de la Gran Guerra, que destruyó Alemania. Ya se comprueba que dicho país era uno de los centros del nuevo arte europeo.

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1915, durante la I Guerra Mundial. En esa época, tocaba patriotismo, donde naturalismo, romanticismo y orgullo nacional se entremezclaban. El arte era, también, más realista.

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1916, año en que, en toda Europa, la población se imaginaba que la guerra iba para largo.

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1921: pájaros y colorido para un país que intentaba resurgir de una durísima posguerra.


1926, con una visión europea de los lejanos Mares del Sur, la exótica ¿Polinesia?

1927, en plena vanguardia, con una ilustración de Erik Nitsche.


1927, y la condición noctámbula, entre otras cosas, de la cultura berlinesa y alemana.

1929, cuando Berlín -Munich era algo más conservadora- era famoso por su cultura, y por sus noches.

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1929, color y vanguardia.

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1934, con los nazis en el poder, se acepta su propaganda y control, y se vuelve al realismo romántico, por ser el arte académico -y más, si contenía un mensaje oficialista- como el único válido.

1934: con esta portada, no hay mucho que decir. Y la revista, poco que ofrecer, aunque todavía subsistiría, aunque con otra alma, hasta  1940, ya comenzada la guerra.

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1940, año en que desapareció para siempre la publicación. Belleza clásica, que el nazismo intentó utilizar, manipular. ¿Un para siempre? Sí, pero como mínimo, gracias a internet, resulta posible su re-descubrimiento.



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